
… y la obligación de parecerse
Comprendo que en medio de aburridos actos protocolarios la cámara vuele tras la anécdota, pero lo que “sorprende” es el trabajo de documentación para acompañar a la noticia:
Sin haberlo pactado así, las conselleiras de Facenda y de Sanidade acudieron con el mismo vestuario a la entrega de las medallas Castelao.
Las políticas llevaban una falda calada y un top de seda de la firma gallega Adolfo Domínguez.
La falda costaba 134 euros, pero ahora en rebajas se vende a 89, y el precio de la blusa ha caído de 108 a 59 euros.
Igual es ironía encubierta, por esto de baremar la austeridad, y tal vez eligió la palabra “vestuario” por las connotaciones: trajes necesarios para una representación escénica. O también puede que sean amigas del diseñador gallego y estén haciendo país.
Aparentemente es más cómodo usar el mismo disfraz vestuario (foto de abajo) pero como no daban para la anécdota nos quedamos sin saber el origen y los precios.
La obligación de diferenciarse y la de parecerse… ¡todo tan mediocre!
Experta en análisis estratégico y dinamización de la información. Investigadora de nuevas realidades, alérgica a los tópicos, bloguera… Productora y guionista. Desde 2009 uniendo Cine e Investigación para contar esas nuevas realidades por descubrir como la película Máscaras. En desarrollo dMudanza, componiendo la polifonía de voces de reflexión de la ciudad.
[…] Publicación original: enIgualdade […]