El movimiento asociativo de empresarias en Galicia arranca en 1971 desde la Asociación de Empresarias de A Coruña, pionera en Galicia y número quince de España.
Esta andadura se inicia en los tiempos, no tan lejanos, en que una mujer no podía trabajar sin el permiso de su cónyuge, ni abrir una cuenta en el banco, comprar un coche o sacar el pasaporte. Incluso en el caso de que trabajase, el marido podía cobrar directamente su sueldo.
Así empezó el discurso de la comparecencia de las empresarias en la «Comisión No Permanente para la Igualdad de los Derechos de las Mujeres» del Parlamento de Galicia.
No es el marco ideal, las empresarias preferimos ir al Parlamento, o cualquier otra institución, para diseñar, negociar y decidir sobre las cuestiones que directamente nos afectan y sobre nuestra contribución a la generación de riqueza y empleo, pero hay que aprovechar cualquier rendija para dinamizar las anquilisadas estructuras del poder.
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